Este gigante de Sudamérica evoca fiestas, samba, playas, fútbol y casi
todo lo lúdico, a la vez que aventuras en el corazón esmeralda de la selva
amazónica. Hay una intención de intensidad en todo lo brasileño, que no puede
dejar indiferente a nadie. Un país sin complejos y con gente muy bella interior
y exteriormente.
La población y el desarrollo económico se concentran en las áreas más
próximas a la costa. Por supuesto, éstas son las zonas de mayor contraste económico,
de las ciudades modernas, coloniales y de los barrios de favelas.
No hay ninguna época poco recomendable para viajar a Brasil en
general, a excepción de la zona sur del país, en la que las diferencias entre
estaciones sí son extremas, con veranos especialmente calurosos y húmedos e
inviernos muy lluviosos. Durante el período vacacional brasileño, de diciembre
a febrero, el alojamiento puede resultar más complicado y caro; además, el
grado de humedad que se alcanza en la zona comprendida entre Río y el extremo
sur del país puede aumentar de manera considerable.
Las vacaciones escolares se inician a mediados de diciembre y se prolongan
hasta el Carnaval, que normalmente se celebra a finales de febrero. El carnaval
es la fiesta más famosa de Brasil. Comienza a las doce de la noche del viernes
anterior al miércoles de Ceniza y se prolonga durante cinco días. Se celebra en
todo el país y además tiene como uno de los eventos principales un
impresionante desfile, el de Río.
Dentro de las ciudades más turísticas se encuentran: Río de Janeiro, Sao
Paulo, Salvador de Bahía, Amazonas, Iguazú.